La arquitectura llegó a la vida de Daniela Borja Zuluaga no como una casualidad, sino como una posibilidad construida en medio de las limitaciones económicas de su hogar en la comuna 13 de Medellín. Su historia es una de las más de 30.000 que evidencian cómo el programa Matrícula Cero, liderado por la Alcaldía de Medellín a través de Sapiencia, ha transformado proyectos de vida y abierto puertas a la educación superior pública.

Desde el colegio, sus profesoras vieron en ella una afinidad natural con las matemáticas y el dibujo, y le sugirieron caminos como la ingeniería civil. Sin embargo, Daniela eligió la arquitectura, atraída por el diseño y la posibilidad de crear. El reto era grande: los costos de la carrera parecían inalcanzables para su familia.
En 2017 inició su primer semestre de arquitectura en el Colegio Mayor de Antioquia gracias a Matrícula Cero. Al principio, el beneficio cubría únicamente la matrícula, pero a partir del segundo semestre recibió un apoyo adicional de sostenimiento que resultó determinante. “Con este sostenimiento me ayudé para pasajes y materiales, porque arquitectura es una carrera un poco costosa”, recuerda.
Las cifras eran claras: cada semestre superaba los 3 millones 700 mil pesos, a lo que se sumaban cerca de un millón adicional en transporte, insumos y materiales. Sin ese respaldo, Daniela reconoce que probablemente habría tenido que reducir su carga académica para poder trabajar. “Gracias al sostenimiento pude seguir viendo mis semestres completos”, afirma.
La noticia de su admisión, primero al programa académico y luego al beneficio, llegó por correo electrónico. “Llamé a mi mamá llorando y le dije: ‘Mami, pasé’”. Ese mensaje marcó un antes y un después: Daniela se convertiría en la primera profesional de su familia, un logro celebrado con orgullo por su madre y sus tías.
Su proceso formativo no solo la llevó a graduarse como arquitecta en 2022, sino que también abrió un camino inesperado: la docencia. Desde octavo semestre ya estaba frente a grupos de estudiantes de media técnica laboral, combinando el rol de alumna y profesora. Su disciplina y compromiso llamaron la atención del equipo académico.
A lo largo de su trayectoria ha sido residente de obra, diseñadora, delineante y ha trabajado en presupuestos y programaciones. Esa experiencia integral es la que hoy lleva al aula, donde enseña dibujo a mano, dibujo en 2D y 3D, teoría del color, perspectiva, maquetación y sistemas constructivos, siempre desde la práctica y la vivencia profesional.
Entre los proyectos que han marcado su carrera se cuentan un resort con glamping en San Carlos, el edificio Manzur en el barrio La Floresta y trabajos como residente de obra en distintos gimnasios de la ciudad.
Lejos de cerrar un ciclo, Daniela se prepara para iniciar en 2026 una Especialización en Construcción Sostenible. Su historia también empieza a replicarse en casa: su hermano menor estudia Tecnología en Gestión Logística, impulsado por el ejemplo de quien abrió camino desde San Javier.
Más allá de cifras, instituciones y semestres financiados, la historia de Daniela Borja es la evidencia tangible de cómo una política pública puede cambiar un destino. Hoy, mientras sigue delineando proyectos y formando nuevas generaciones, su recorrido refleja el impacto de Matrícula Cero, cuya convocatoria actual estará abierta hasta el 6 de febrero de 2026 en sapiencia.gov.co, con más de 46.000 beneficios disponibles para estudiantes de instituciones públicas del Valle de Aburrá.
Daniela no solo estudió gracias a Matrícula Cero: enseñó, construyó y se convirtió en referente para quienes hoy comienzan a trazar su propio proyecto de vida.
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