En un cierre que pasará a la historia, la Filarmónica Nacional de Colombia debutó en el Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez con una presentación sin precedentes. Por primera vez, lo clásico y lo ancestral se unieron en un mismo escenario, demostrando que la música del Pacífico tiene la fuerza para dialogar con cualquier género.
La tarima, que habitualmente vibra al son de la marimba y los cununos, se llenó de la majestuosidad de los violines y otros instrumentos sinfónicos. Lejos de competir, ambos mundos se fusionaron en un acto que los asistentes calificaron de "mágico". La orquesta, bajo la dirección del maestro Alejandro Roca, interpretó la obra "Diez lunas para una espera: arrullos sinfónicos" junto a las cantadoras de Semblanzas del Río Guapi, en una presentación que dejó a todos sin aliento.
"Espectacular. Nunca había visto una puesta en escena de esta forma. El hecho de que haya venido la Filarmónica de Bogotá y fusionarlo con esta música de la región, me parece algo fuera de serie", comentó Willy Sánchez, uno de los asistentes conmovidos.
La presentación no solo fue un hito musical, sino también una poderosa declaración cultural que subraya la diversidad y riqueza de Colombia. El público respondió con una emoción palpable, confirmando que la música del Pacífico puede trascender fronteras y conectar con nuevas audiencias. Con este cierre inolvidable, el Petronio Álvarez, en su 29.ª edición, se consolida una vez más como un espacio de resistencia y celebración de la identidad cultural.
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