Durante un poco más de un año, el Área Metropolitana del Valle de Aburrá ha venido gestando su proyecto de Gobernanza Climática, que además de incentivar acciones voluntarias enfocadas en la mitigación de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), también ha impulsado procesos de apropiación social del conocimiento y de divulgación científica, vitales para cimentar la bases de una #AcciónClimática masiva en el territorio metropolitano.
Comprender el cambio climático no solo como un fenómeno físico que afecta la vida en el planeta, sino, también, como una problemática social, es poner el foco en los efectos de este para la vida de las comunidades humanas y en sus causas promovidas por nuestra actividad industrial y de consumo en los últimos 150 años, que ha provocado el calentamiento de la atmósfera, de los suelos y de los océanos, afectando todas las formas de vida que hay sobre la Tierra.
Entendiendo el contexto particular del Valle de Aburrá, su ubicación geográfica, su crecimiento urbano y demográfico, así como sus aspectos ambientales y problemáticas socioeconómicas, es que surge el Plan de Acción Ante el Cambio y la Variabilidad Climática del Valle de Aburrá (PAC&VC), el cual fue adoptado mediante el Acuerdo Metropolitano 004 del 7 de febrero del 2019, y fue liderado por el Área Metropolitana del Valle de Aburrá y construido con el apoyo de la Universidad Nacional de Colombia –sede Medellín- y la Universidad Pontificia Bolivariana.
Dentro de ese Plan hay una apuesta llamada la Gobernanza Climática, que le apunta a incentivar las acciones voluntarias desde el sector público, privado, la academia y la sociedad civil del Valle de Aburrá para caminar hacia la meta de mitigación propuesta para el 2030 de disminuir las emisiones de gases efecto invernadero en el Valle de Aburrá en un 35,7%. Estos GEI son los que al acumularse en la atmósfera ocasionan ese aumento en la temperatura global, afectando así todo el sistema climático y a la biodiversidad.
Por ello, es que, desde finales del 2021, el Área Metropolitana del Valle de Aburrá ha venido desarrollando su estrategia de gobernanza climática a través de la Universidad Eafit. Ha pasado alrededor de un año desde entonces y los aprendizajes, experiencias y resultados han sido muy significativos para la región pues están marcando una ruta para que se siga expandiendo.
“Lo primero que hay que tener en cuenta es que la gobernanza es un proceso de largo aliento, pero en el corto plazo lo que buscamos es vincular a actores diversos a estos temas y generar espacios de reconocimiento, de nivelación de confianza y de co-construcción que se verán reflejados en un Plan de Acción que compile las acciones de actores diversos. Hacia futuro lo que buscamos es que la gente pueda unirse a estrategias de articulación que puedan aumentar su ambición climática y que puedan comprender que mediante la articulación de acciones pueden cumplir sus metas propias, pero también cumplir metas mucho más amplias como las de la región metropolitana.”, explica Camila Flórez, coordinadora del proyecto de Gobernanza Climática desde la Universidad Eafit.
El Colaboratorio de Acción Climática del Valle de Aburrá
“Comprender que en este organismo que es la Tierra, todos los seres vivos cooperan”, es el principio creativo descrito por Laura Ospina, coordinadora de la estrategia de apropiación social del conocimiento del proyecto, que encaminó la búsqueda de un nombre para que ese espacio de co-creación colectiva no se llamara igual que muchos otros comités con un enfoque similar que hay en la región, pero, además del nombre, Florez explica: “Nos interesaba la experimentación sobre todo con un laboratorio vivo”, fue así fue como surgió el nombre Colaboratorio de Acción Climática.
Este espacio es una de las estrategias del Proyecto de Gobernanza Climática, que le apunta a un proceso colaborativa en el Valle de Aburrá, en donde diversos actores de la sociedad civil, el sector privado y del sector público construyan confianza y detonen un proceso que permita articular medidas que para cumplir las metas climáticas de la región, construyendo de manera conjunta un Plan de Acción.
Este proceso constó de tres Comités Técnicos Intersectoriales, definidos por el Acuerdo Metropolitano No. 4 de 2019 como un mecanismo de articulación multisectorial para el cumplimiento de las metas y los programas planteados en el PAC&VC. Las cuales se desarrollaron en el centro, norte y sur del Valle de Aburrá; también se hicieron 11 sesiones sectoriales y 63 reuniones bilaterales con los diversos actores del Colaboratorio de Acción Climática, con el objetivo de avanzar en la co-construcción de un plan de acción y un plan operativo entre los participantes.
Como parte del proceso de estos ocho meses de trabajo conjunto, se analizó, además, si hubo reducción de asimetrías de poder, disponibilidad de recursos, conocimientos previos, y los índices de confianza entre los actores que participaron del proceso. En cuanto a esto se encontró, entre los resultados, que el 97,67% de los participantes considera relevante el Colaboratorio de Acción Climática debido a que “se generan poderosas sinergias y se pueden promover acciones conjuntas entre actores”, según indican los participantes.
Parte de la participación de estos encuentros se debió, además, a un proceso activo de contacto entre el equipo de profesionales del proyecto con los actores de los diferentes sectores: “Definimos una estrategia a la que denominamos ‘Operación Sirirí’, es decir, era nuestra forma de buscar a los actores activamente. Es importante tener los mensajes correctos e ir evaluando cómo van funcionando las estrategias de este tipo, entonces tratábamos de ser muy atractivos, pero al mismo tiempo de estar muy alineados a lo que estaban pidiendo los actores. Queríamos primero entender qué estaban haciendo y co-construir con ellas y ellos”, agregó Florez.
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