El 9 de agosto, Medellín vibró al ritmo de la trova en una noche mágica que transformó la Plaza Gardel en un santuario de tradición y cultura. La final del Festival Nacional de la Trova congregó a miles de aficionados que, desafiando la lluvia, acudieron a disfrutar de un espectáculo donde la palabra y la astucia se entrelazaron en versos cargados de picardía.
Los trovadores finalistas – “Pichingo”, “Gallinazo”, “Alacrán”, “Cocoliso”, “Mecato” y “Yanka” – se midieron en una competencia feroz, enfrentándose en la llamada ronda del “improvisado”, donde cada verso contaba. El público, bajo sus paraguas, no dejaba de animar a sus favoritos, creando un ambiente de camaradería y entusiasmo inigualable.
La noche avanzó, y con ella, la intensidad de la competencia. El jurado, conformado por figuras como Silvia Echeverri y León Felipe Duque, tuvo la difícil tarea de seleccionar a los tres finalistas. “Cocoliso”, “Pichingo” y “Mecato” se batieron en duelo, dejando el alma en cada verso.
Finalmente, el veredicto fue dado: “Cocoliso” fue nombrado Rey del Festival, convirtiéndose en el primer trovador en ganar este título en tres ocasiones. Sin embargo, el nuevo monarca no lo supo de inmediato. Sumido en su arte, no comprendió que había hecho historia hasta que los aplausos lo sacaron de su asombro. Entre lágrimas y conmovido, improvisó una trova para agradecer su victoria y desear lo mejor a sus compañeros.
La trova terminó, pero la fiesta no. El cierre estuvo a cargo del maestro vallenato Pipe Peláez, quien hizo vibrar a todos con su música, en una celebración que se prolongó hasta la madrugada.