Después de casi dos décadas sin intervención, la Gobernación de Antioquia iniciará labores de mantenimiento al Monumento a la Raza, una de las obras escultóricas más representativas de Medellín, creada por el maestro Rodrigo Arenas Betancourt en 1988 y ubicada en la plazoleta del Centro Administrativo Departamental La Alpujarra.
La última restauración de la imponente estructura —de 38 metros de alto y elaborada en concreto reforzado y bronce— se realizó en 2006. Ante el evidente deterioro superficial, la administración departamental ha dispuesto una inversión de 957 millones de pesos para llevar a cabo una intervención integral, que se extenderá durante los próximos seis meses.
La encargada de ejecutar la restauración será la Fundación Ferrocarril de Antioquia, reconocida por su experiencia en la conservación del patrimonio artístico y cultural del departamento. Esta entidad ha liderado proyectos similares en templos, estaciones ferroviarias y monumentos históricos de varias localidades antioqueñas.
Según explicó la secretaria de Talento Humano y Servicios Administrativos, Rosa María Acevedo, esta intervención no solo busca preservar la integridad de la obra, sino también rendir un homenaje al artista, a 30 años de su fallecimiento, ocurrido en mayo de 1995.
“La escultura no presenta daños estructurales graves, pero sí está afectada por factores ambientales como polvo, hollín, líquenes y moho. Aunque no son patologías de alto riesgo, requieren atención especializada para garantizar la preservación de esta pieza emblemática”, detalló Acevedo.
Además del componente artístico, el monumento tiene un valor simbólico adicional: en su base reposan parte de las cenizas del maestro Arenas Betancourt, que serán cuidadosamente protegidas durante todo el proceso de mantenimiento. También se realizará el traslado controlado de nidos de palomas y panales de abejas encontrados en la estructura, para salvaguardar la fauna presente.
El Monumento a la Raza representa una narrativa visual de los pueblos conquistados, su espiritualidad, su lucha y evolución, culminando en la muerte. Fue concebido por Arenas como una dedicatoria a Pedro Nel Gómez y en homenaje al poeta Carlos Castro Saavedra.
Con esta restauración, la Gobernación busca no solo conservar una de las obras más significativas del arte público colombiano, sino también fortalecer el vínculo cultural y la memoria histórica del pueblo antioqueño.