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martes, 14 de marzo de 2017

Reducir el área de coca es fundamental para la sostenibilidad de la paz, afirmó el Alto Consejero para el Postconflicto ante la ONU

Foto: www.cancilleria.gov.co

​“Hacer la paz sostenible significa reducir sustancialmente el área cultivada en hoja de coca”, manifestó el Alto Consejero Rafael Pardo al intervenir en el 60º Período de Sesiones de la Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas en Viena.

El Alto Consejero para el Postconflicto, Derechos Humanos y Seguridad, Rafael Pardo, afirmó este lunes en Viena que reducir el área de coca es fundamental para la sostenibilidad de la paz en Colombia.

Pardo hizo la afirmación en el 60º Período de Sesiones de la Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas, que se reunió en la capital de Austria.

Allí explicó la política de sustitución de cultivos ilícitos en marcha luego de la firma de los acuerdos de paz con las Farc.

“Tanto el Gobierno de Colombia como las Farc entienden que mientras exista esa área de cultivos de coca, la paz no va a ser sostenible. Por lo tanto, hacer la paz sostenible significa reducir sustancialmente el área cultivada en hoja de coca”, manifestó el Alto Consejero.

Indicó que “mientras exista una mata de coca o un arbusto de coca, alguien va a comprar las hojas, alguien va a procesarlas en cocaína y ese alguien es parte de un grupo armado, de un grupo ilegal o de una mafia. Por eso reducir el área de coca es fundamental para la sostenibilidad de la paz”, subrayó.

El Consejero para el Posconflicto fue el orador principal en el evento denominado: ‘El posconflicto en Colombia y las estrategias para abordar los cultivos ilícitos’.

Allí sostuvo que “como el acuerdo de paz tomó el tema de los cultivos de uso ilícito de manera frontal y específica, lo que estamos buscando con la implementación o el desarrollo de ese acuerdo de paz es tener una política que permita hacer la paz sostenible”.

Al comienzo explicó que el acuerdo firmado en noviembre del año pasado por el Presidente Juan Manuel Santos y los líderes de las Farc, para poner fin a un conflicto interno de 52 años, comprende estos seis temas, el cuarto de ellos el tratamiento a las drogas ilícitas.

Indicó que las drogas, sobre todo los cultivos de coca, han sido como “una gasolina” que ha mantenido por años el conflicto.

Expuso que el acuerdo de paz tiene en este momento varios desafíos que tiene que desarrollar, que van más allá de la desmovilización, desarme e integración, entre ellos hacer una trasformación de la vida rural colombiana en un periodo de 15 años, y una desmovilización productiva y digna de los miembros de las Farc.

Precisó que según cifras de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), el área de producción de coca en Colombia muestra un aumento muy grande entre el año 2014 y 2015.

“Ese aumento es cerca del 40 por ciento, y muestra una concentración en 5 departamentos del país que concentran el 81 por ciento del cultivo de hoja de coca en Colombia”, manifestó Pardo.

Explicó que los tres elementos fundamentales de la política antidrogas de Colombia son la lucha contra la criminalidad, el juzgamiento de las personas vinculadas a las organizaciones de tráfico de drogas, el desarrollo de los territorios y el desarrollo a través del desarrollo agrícola y rural de las zonas donde se cultiva coca, y una política en la cual el consumo es tratado como un enfoque de salud pública.

Explicó que dicha política tiene para este año la meta de reducir o afectar 100 mil hectáreas de coca en dos componentes. Uno, sustituir 50 mil hectáreas de cultivos de coca a través de la implementación del acuerdo de paz con las Farc, que este año estimamos que tendrá operación en 40 municipios que representan más del 50 por ciento de la coca sembrada en Colombia.

Y la otra, erradicar a través de la Policía o del Ejército, de la fuerza pública, por vía forzada, 50 mil hectáreas de coca.

Destacó los acuerdos de sustitución voluntaria firmados en varias zonas de Colombia.

“La sustitución es la prioridad. La prioridad es buscar acuerdos de sustitución con organizaciones campesinas. Cuando los acuerdos, o no se logran o no funcionan o se incumplen, se entra en el proceso de erradicación forzada”, puntualizó.

Indicó que en Colombia se estima que hay 82 mil familias que cultivan coca, en 96 mil o 100 mil hectáreas.

“Estos elementos nos indican que Colombia puede, si aprovecha esta inmensa ventana de oportunidad, reducir sustancialmente los cultivos de coca”, dijo finalmente el Alto Consejero Pardo y precisó que ésta no es una política de contención, sino de reducción. “Por eso lo llamamos la batalla final contra los cultivos de coca”, concluyó.

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