La noche del pasado 12 de diciembre de 2025 quedó grabada en la memoria de quienes asistieron a Ruta N. Un auditorio colmado, luces sobre el escenario y una expectativa creciente marcaron la ceremonia de los Reconocimientos Gen N – Proyector, un evento que celebró el talento joven que hoy impulsa la innovación en Medellín.
Entre aplausos, música en vivo y experiencias tecnológicas, los asistentes fueron testigos de un reconocimiento que trasciende los premios: el respaldo colectivo a una generación que apuesta por transformar su entorno. Los jóvenes no llegaron solos; muchos estuvieron acompañados por familiares, amigos y colectivos que han sido parte fundamental de sus procesos. Detrás de cada ganador hay meses de trabajo, convicción y una ciudad que decidió creer en sus ideas.
Más de 30.000 votos ciudadanos permitieron seleccionar a los 15 finalistas que avanzaron a la etapa definitiva, entre más de 100 iniciativas postuladas en cinco categorías: Alpha, Crack, Next, Ecos y Panas. La ceremonia fue un reflejo de lo que representa esta generación: creatividad, sensibilidad social y pensamiento crítico puestos al servicio del desarrollo de Medellín.
Cinco historias, un mismo propósito
Camila Molina, ganadora en la categoría Alpha, regresó a Medellín tras vivir en Alemania con una idea clara: transformar la relación de niños y jóvenes con el dinero desde la educación. Así nació Kakeibo 365, un proyecto de educación financiera que recorre barrios vulnerables de la ciudad con metodologías lúdicas y cercanas. Más de 600 niños y jóvenes han participado en sus talleres, acompañados por una red de más de 400 universitarios voluntarios. Para Camila, enseñar finanzas es también enseñar a soñar con propósito.
En la categoría Crack, José Jorge Muñoz convirtió las tardes escolares en un laboratorio de futuro. Desde el Colegio Jesús Rey, este docente creó IA-Lab, un espacio donde la inteligencia artificial se aprende jugando y resolviendo problemas reales. Automatizaciones administrativas y una plataforma gamificada para preparar a estudiantes de grado 11 para las Pruebas Saber son algunos de los resultados de una iniciativa que acerca la tecnología a la vida cotidiana.
El ganador de Ecos, David Rojas, encontró en los hongos una respuesta a los desafíos de sostenibilidad y alimentación. Con Fungalic, desarrolla unidades productivas para el cultivo de hongos a partir de residuos orgánicos de los barrios. El proyecto procesa cerca de 120 kilos de residuos al mes y promueve la soberanía alimentaria mediante sistemas accesibles y comunitarios que ya impactan a varias familias en Medellín.
Desde el barrio Robledo, Sebastián Tobar, ganador en la categoría Next, decidió apostar por la independencia tecnológica. A sus 23 años creó Base Computing S.A.S., una blockchain diseñada desde cero para ofrecer seguridad, transparencia y adaptabilidad al contexto empresarial colombiano. La plataforma ya se exporta a otras regiones del país, demostrando que Medellín también produce tecnología de alto nivel con visión global.
Finalmente, en la categoría Panas, Simón Zuluaga fue reconocido por su trabajo con el colectivo Icarus, nacido en la Universidad de Antioquia. A través del aeromodelismo, el grupo acerca la ingeniería aeroespacial a niños, jóvenes y adultos mediante talleres prácticos y experiencias de aprendizaje colaborativo. Actualmente, trabajan en una aeronave para medir gases de efecto invernadero y material particulado en la ciudad, aportando conocimiento clave para comprender la contaminación en Medellín.
Al cierre de la noche, más allá de los aplausos y los reconocimientos, quedó un mensaje claro: Medellín cuenta con una generación de jóvenes que convierte las ideas en acciones y los sueños en proyectos concretos. Con el acompañamiento de Ruta N y el respaldo ciudadano, estos cinco ganadores representan el relevo innovador que sigue construyendo el futuro de la ciudad.

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