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sábado, 12 de septiembre de 2015

Reintegrados presentes en la Fiesta del Libro y la Cultura

Luis Eduardo Arias realiza satisfactoriamente su proceso de reintegración social y económica y estará este domingo contando cómo son las historias de vida después del conflicto, en la Fiesta del Libro y la Cultura

De sus años en el conflicto le quedaron muchas lecciones. La más importante, el valor de la vida y reiterarse a sí mismo que la violencia no tiene sentido, porque es un círculo de destrucción que arrasa toda posibilidad de soñar y salir adelante. También le quedó el apodo, pero –dice- no le molesta porque así es como lo han conocido siempre. A Luis Eduardo Arias lo llaman Bart y lo reconocen en su comunidad por el liderazgo que tiene, junto con otros compañeros que también le apostaron a la legalidad y hoy trabajan en la Corporación Campo Santo, en el Cerro de Los Valores.
Justamente allí, durante 10 años, desde su desmovilización de las AUC, han construido un proyecto social y ambiental que ha trascendido al fomento de la convivencia en la Comuna 8 – Villa Hermosa de Medellín. Son doce personas que después de tantos años de convicción han logrado crear su propio proyecto productivo; tienen una empresa sostenible con la cual gestionan ante entidades públicas y privadas diferentes iniciativas ambientales. Además, prestan a su comunidad el servicio de recolección de residuos sólidos para el aprovechamiento de los mismos, velando por la preservación del medio ambiente y el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes.
Pero para llegar a este momento de su vida, Luis Eduardo tuvo que trasegar un largo camino, que no ha sido fácil. Una infancia marcada por la ausencia del padre y la actitud de la madre lo llevaron a tomar desde muy pequeño sus propias decisiones, refugiándose en las actividades que el medio le presentaba. Así fue que pasó por los “niños de acero”, el equipo de fútbol del barrio, los grupos sociales en los dos semestres que alcanzó a estar en la universidad y los amigos de esquina, quienes finalmente lo llevaron a involucrarse con un grupo armado.
Afirma que “sentí demasiado temor cuando me hicieron la invitación, pero ya estaba adentro… adentro de esa familia de amigos, así que me fui, a sabiendas de que me tocaba enfrentar muchos demonios, comenzando por la oscuridad que no dejaba ver si el enemigo estaba a 50 o 30 metros de uno… yo pensaba que eso no era para mí, cada vez me iba convenciendo más de que mis manos no estaban hechas para disparar, que estaba en el lugar equivocado”.
Y fue en agosto de 2005 cuando llegó la oportunidad de darle un rumbo diferente a su vida; empacó una pantaloneta, una camiseta, unas chanclas y la cédula, y partió de madrugada hacia un lugar llamado Cristales, en el municipio de San Roque. Allí se formalizó la desmovilización y comenzó para él una nueva historia.
Desde entonces ha tenido el acompañamiento de la Alcaldía de Medellín a través del Programa Paz y Reconciliación -hoy Reintegración Social y Promoción de la Paz-, de la Secretaría de Gobierno y Derechos Humanos; y de la Agencia Colombiana para la Reintegración -ACR-.
Gracias a ello se ha formado académicamente, recuperó a su familia y emprendió el más importante proyecto de su vida: demostrar a la comunidad que es posible vivir en paz y formar una generación distinta, que no tenga que padecer el rigor de la violencia.
Su historia y la de otros nueve reintegrados será presentada este domingo 13 de septiembre en la Fiesta del Libro y la Cultura, con el libro “Reintegrados. La vida después del conflicto”. La cita es a las 2:00 de la tarde en el Auditorio Aurita López, del Jardín Botánico Medellín.

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