- (Audio) Federico Gutiérrez Zuluaga, alcalde de Medellín, sobre Tour de la Memoria.
- (Audio) Cristóbal Gaviria Mejía, escultor y autor de la obra Héroes Inocentes
- (Audio) César Augusto Zapata Herrera, arquitecto vinculado a la construcción del parque memorial.
- (Audio) Claudio Mario Galán Pachón, hijo de Luis Carlos Galán Sarmiento.
Con una obra que simboliza el vacío que dejaron las personas que murieron en manos de la violencia y otra los familiares y víctimas que sobrevivieron para contarlo, se presentó por parte de Federico Gutiérrez Zuluaga, alcalde de Medellín, el Tour de la Memoria, un recorrido por la capital antioqueña que busca narrar las épocas de la violencia narcoterrorista desde la voz de quienes la padecieron.
El jueves 21 de febrero, horas antes de que el edificio Mónaco, extinta propiedad de Pablo Escobar Gaviria sea derribado, se realizó la presentación de este monumento a la memoria de la sociedad colombiana y las personas que cayeron en la guerra del cartel contra el Estado dentro de una estrategia llamada Medellín abraza su historia.
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El Tour de la Memoria se inició en El Parque de El Poblado, lugar en que se levantó la escultura Héroes Inocentes; después en la estación Floresta del Metro, en donde se develó una placa en honor al coronel Valdemar Franklin Quintero; luego ingresó al Tranvía de Ayacucho, sistema que llevó a los viajeros hasta el Museo de la Memoria en el Parque Bicentenario, en el sector del barrio Caicedo.
Para este recorrido que muestra la otra parte de la historia que padeció la ciudad, se destaca la participación de la empresa privada de la capital antioqueña: el Grupo Éxito donó la obra del artista Cristóbal Gaviria Mejía, y El Colombiano aportó la huella que se ubicó en el lugar en donde fue inmolado el entonces comandante de la Policía Antioquia, en 1989.
“Este Tour de la Memoria, esa huella que queremos dejar es justamente para que se cuente la historia. No se trata de que no se cuente, sino contarla desde el lado correcto donde las víctimas son los protagonistas y son los héroes y las leyendas. Acá se ha vinculado la academia, las víctimas, el sector privado y el sector público, porque solo de esta manera vamos a sacar a nuestra ciudad adelante”, afirmó el Alcalde de Medellín.
La obra Héroes Inocentes fue pensada, ejecutada y traída a la realidad por el artistas antioqueño Cristóbal Gaviria Mejía, quien recibió la invitación del sector privado para dejar este aporte a la ciudad en esa construcción de memoria. Tardó cuatro meses en su proceso y ya está instalada en el parque de El Poblado, comuna 14, lugar donde se fundó la capital antioqueña.
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“Es un homenaje a las víctimas, que están representados en los ausentes, por los negativos en el vacío y los sobrevivientes que están en los positivos. El arco es la que parte la historia y es como un arco del triunfo de dividir la historia y de pasa de un momento a otro mejor. El arco en la escultura significa esperanza”, explicó el artista.
Una nueva narración
Para la Administración Municipal, el derribamiento del edificio Mónaco es la demolición de un mito y una estructura mental en la que los victimarios han sido protagonistas de todas las historias alrededor del pasado reciente de la ciudad en las décadas del 80 y 90.
Con la caída de la edificación y la construcción del parque memorial se dará el papel principal a quienes padecieron la guerra del cartel contra la institución y la sociedad civil. Más de 46.000 víctimas mortales, entre 1983 y 1994, serán representadas en ese lugar que pasará de un sitio para recordar al victimario y ponerse del lado de las personas que lo padecieron.
César Augusto Zapata Herrera, es un arquitecto paisa que partió hace varios años a Estados Unidos. En 1988, cuando estalló el primer carro bomba en Medellín, precisamente contra el edificio Mónaco, él vivía a escasas cuadras del lugar. Luego en 2001, mientras trabajaba en uno de los museos de Nueva York, padeció los atentados contra el World Trade Center, pero aportó en la construcción de la memoria. Hoy regresa a la ciudad a compartir esa experiencia sumándose al proyecto del nuevo parque.
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“Los memoriales nacen de una memoria colectiva y esa memoria colectiva nace de una gestión pública de invitar a actores pertinentes de la tragedia, en este caso de un fenómeno violento que lo hemos hablado por 30 años y lo hacemos a través de las entidades de la Alcaldía, como la EDU, que gestiona una serie de eventos con las comunidades”, explicó el arquitecto.
La voz de las víctimas
Por su parte, las víctimas, actores silenciosos de estas épocas aciagas, toman voz en la consolidación de estos espacios. Además, que se convierten en narradores de una historia, muchas veces desconocida, para los mismos habitantes de la ciudad y para quienes la visitan.
“La parte difícil que tenemos que hacer los colombianos es mostrar la parte triste de nuestra historia y las cosas buenas también. Lo fácil es demostrar el recorrido de la mafia, la criminalidad y del narcotráfico. Lo importante es que nosotros hagamos un esfuerzo para mostrarle al mundo nuestra historia y lo que verdaderamente sucedió para resaltar lo que hicimos los colombianos para luchar contra el narcotráfico, no solo en Colombia, sino por el mundo”, dijo Claudio Mario Galán Pachón, hijo de Luis Carlos Galán Sarmiento, asesinado en 1989.
Por su parte, Richard Franklin, hijo del comandate de la Policía Antioquia en 1989, coronel Valdemar Franklin Quintero, destacó el significado que tiene para él y su familia el homenaje hecho por la ciudad a la memoria de su padre en los bajos de la estación Floresta del Metro, lugar donde fue asesinado por orden del cartel. Murió el 18 de agosto de 1989, el mismo día que falleció Luis Carlos Galán Sarmiento, desde aquel día han pasado ya 30 años.
Por: José Fernando Serna Osorio
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