La atención a la crisis migratoria venezolana, el rechazo a las manifestaciones de xenofobia, el desmonte de las dictaduras que aún subsisten en el continente, la defensa irrestricta a los derechos humanos, la ratificación de los principios democráticos y la lucha contra las mafias del narcotráfico, hacen parte de la agenda de la cuadragésima novena Asamblea General de la OEA que sesiona en Medellín.
En la apertura de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos, Colombia tomó la palabra en defensa de los intereses de los venezolanos que están llegando a todos los rincones del continente en calidad de refugiados.
Así mismo, puso sobre la mesa de discusión de los delegados diplomáticos de las Américas una iniciativa para que entre todas las naciones integrantes de la OEA se comparta la atención a la crisis migratoria del hermano país.
“En momentos de tragedia no se puede apelar ni a la xenofobia ni a la restricción. Ya son más de tres millones de venezolanos quienes han salido de su territorio errante, persiguiendo refugio, alimento y acceso a la salud. De ellos, casi un millón 300 mil están en Colombia enfrentando grandes dificultades”, indicó Duque Márquez.
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De la misma manera, el Jefe de Estado señaló que otro de los retos del Sistema Americano de Derechos Humanos de la OEA es ser capaz de denunciar a tiempo las “dictocracias” como la que impera en Venezuela. “Nuestro deber doblegar esfuerzos que pongan fin a la dictadura y que devuelvan la libertad del pueblo venezolano”, acotó.
En su calidad de país anfitrión, Colombia invitó a los demás Estados integrantes de la organización a otorgar un ‘estatus temporal de protección migratoria’ a los venezolanos que llegan a sus territorios con el fin de paliar la crisis humanitaria que ha generado el régimen de Nicolás Maduro.
“Colombia ha recibido con fraternidad a los hermanos venezolanos. Invito a los países de la OEA para que entre todos se comparta la atención a la crisis migratoria”, puntualizó el mandatario.
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Guerra al tráfico de drogas
Conforme al último informe de la oficina del zar antidroga de Estados Unidos que muestra una reducción en las áreas cultivadas de coca en Colombia, Duque Márquez motivó a los países integrantes de la OEA a seguir adelante en la lucha contra el narcotráfico. En esa perspectiva, el presidente colombiano puso como ejemplo a Medellín.
“Nos une más la grandeza de este país que cualquier tipo de adversidad. Hoy ustedes están en una ciudad que supo doblegar al narcotráfico, que supo enfrentarse a la mafia, que logró surgir vigorosa y convertirse en lo que es hoy: un centro que reúne a las grandes mentes del continente, a los grandes líderes, para soñar con el futuro”, indicó.
Al respecto, Luis Almagro Lemes, secretario general de la OEA, afirmó que es un honor estar en Colombia, una nación que es referente mundial por su lucha abierta en contra de las mafias y las políticas antidrogas.
“Un país que ha dado pasos fundamentales para luchar contra el narcotráfico y que hoy felicitamos porque detiene y, por primera vez en siete años, reduce la cantidad de hectáreas cultivadas”, expresó el dirigente uruguayo.
Sobre el particular, el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez Zuluaga, afirmó que la mafia, la ilegalidad y el narcotráfico tergiversaron los valores. Indicó que la ciudad pasó de ser una de las más violentas del planeta a convertirse en epicentro de transformación social y polo de inversión extranjera, innovación, ciencia y tecnología.
“La discreción la convirtió en opulencia; el trabajo duro y honesto, en dinero fácil; y le quitó el valor a la vida y, en su lugar, le puso un precio a cada vida. Y eso es lo que hemos venido recuperando, todos estos años, como trabajo en equipo”, señaló el mandatario local.
De la misma manera, Gutiérrez Zuluaga recordó que recientemente la capital antioqueña fue designada por el Foro Económico Mundial para ser la sede del Centro para la Cuarta Revolución Industrial de Latinoamérica, estatus que solo tienen otras cuatro ciudades en el planeta: San Francisco, Estados Unidos; Tokio, Japón; Beijing, China y Mumbai, India.
Por Eduardo Bermúdez Pérez
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