Los atuendos típicos del litoral, los turbantes, los sombreros, los trajes coloridos y la sonrisa a flor de labio de los 96 participantes de 9 agrupaciones que llegaron de diferentes lugares al primer puerto sobre el Pacífico, daban fe que la fiesta por obtener el ‘bombo golpeador’ había empezado y que todo se hacía para competir por el galardón del 15 al 20 de agosto en Cali.
Atrás quedaron los sacrificios. Alba Victoria Valencia Aramburo, del grupo Matachindé, llegó con 10 compañeros más, después de navegar durante dos días desde la vereda Las Juntas, al extremo sur del río Yurumanguí, en una lancha rápida que les cobró 200 mil pesos. Dejaron sus quehaceres en las minas de oro por cumplir la cita anual del festival de festivales.
La zonal clasificatoria le dio cabida a todo público. Una voz chillona salió inesperadamente del público: “Mi papá, ese es mi papá. Papito, papito” gritaba Kendra, una niña de tres añitos, al ver en la tarima a Breyner -su progenitor- quien azotaba la tambora en el Grupo Integración Ancestral.
En contraste, pero igualmente emocionada, Doña Eufrasia -de 86 años- aplaudía y susurraba: “Esos son mis dos hijos. Uno toca marimba y el otro el cununo. Eso lo aprendieron desde que eran niños. Ahora se pulen gracias al maestro Baudilio Cuama, que ha sido un guía. Y vea donde los tiene”.
Y en verdad, el maestro Cuama con la humildad que lo caracteriza, no se perdió detalle del zonal. Dos de sus hijos: Alí y Jefferson, también se subieron a la tarima a demostrar el talento heredado del viejo.
No en vano el maestro de la marimba, Baudilio Cuama, aquel que desde el barrio ‘Piedras cantan’ recluta niños y jóvenes en su escuela para alejarlos de los malos pasos, será el homenajeado en esta versión número 22 del Petronio Álvarez para decirle al mundo que la Alcaldía de Cali, a través de su Secretaría de Cultura, valora, rescata y reconoce los valores artísticos que brotan de las aguas del pacífico colombiano.
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