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domingo, 17 de marzo de 2019

Con el Plan de Saneamiento y Manejo de Vertimientos, EPM realiza el tratamiento del 84% de las aguas residuales de sus usuarios en el Valle de Aburrá




EPM sigue adelante con la construcción del Interceptor Sur y la ampliación de la planta San Fernando, para tratar también con estándares de calidad las
aguas residuales de Caldas y La Estrella
El Centro de Medellín cuenta hoy con redes de alcantarillado más modernas y
con mayor tecnología
La empresa avanza en el saneamiento de las quebradas del Norte del Valle de Aburrá y se proyecta la construcción de las plantas de aguas residuales para el
tratamiento de los vertimientos de los usuarios de Copacabana, Girardota y Barbosa



EPM sigue firme en su compromiso con la descontaminación del río Aburrá-Medellín y sus quebradas afluentes. Para contribuir a la preservación del ambiente, con un servicio de alcantarillado eficaz y eficiente en los diez municipios del área metropolitana, la empresa diseñó el Plan de Saneamiento y Manejo de Vertimientos (PSMV), una herramienta de planeación articulada con los objetivos y las metas de calidad definidos por la autoridad ambiental, para garantizar la recolección, el transporte y el tratamiento de las aguas residuales que se generan en estas localidades del Valle de Aburrá.

“La responsabilidad de EPM con el ambiente tiene diferentes dimensiones: el cuidado de las cuencas, los bosques y las quebradas, así como la calidad del aire; pero también, por muchos años hemos venido desarrollando un trabajo incansable para lograr el saneamiento de las aguas residuales en el área metropolitana”. Así lo explicó el Gerente General de EPM, Jorge Londoño De la Cuesta, al referirse a este plan que incluye la modernización y ampliación de la Planta San Fernando en Itagüí, la construcción de la Planta Aguas Claras en Bello, la construcción de cerca de 400 kilómetros de redes de alcantarillado (incluye modernización y ampliación), la construcción del Interceptor Sur en Caldas y La Estrella, y la proyección de las plantas de aguas residuales de Copacabana, Girardota y Barbosa que hoy se encuentran en la etapa de estudios previos.


Todo esto, afirmó Londoño De la Cuesta, “nos permite cuidar las cuencas hidrográficas de estos diez municipios, mejorar las condiciones de salubridad al eliminar las aguas residuales que vierten a las quebradas y ofrecer mejores condiciones de habitabilidad en los alrededores del río Aburrá-Medellín. En  definitiva, son beneficios que se traducen en bienestar y desarrollo para nuestro territorio”.




Desde 1986

Con el crecimiento de la ciudad se evidenció el fuerte impacto de los vertimientos de aguas industriales y domésticas en las fuentes de agua. Por ese motivo, desde el año 1955 se concibió una visión de largo plazo para el saneamiento.

Entre 1986 y 2006, año en el que se implementó el programa de saneamiento del río Medellín y sus quebradas afluentes, se adelantaron las obras de modernización de las redes de alcantarillado, colectores Norte y Centro, la reposición del interceptor Sur-Centro y se sanearon las cuencas del Sur del Valle de Aburrá, quebradas como La Justa, La Estrella, Doña María, La Doctora, La Jabalcona, La Heliodora, La Honda, La Sebastiana y La Llorona, entre otras. En el año 2000 entra en operación la planta de tratamiento secundario de aguas residuales de San Fernando en el municipio de Itagüí.

Del 2001 al 2011, en el Norte y Centro del Valle de Aburrá los trabajos de saneamiento integral tuvieron lugar en las cuencas de La Hueso, Malpaso, Picacha, Guayabala, Altavista, Sana Elena, La Rosa, Quintana, Madera, Bermejala, Granizal, El Molino y La Loca. La planta Aguas Claras se empezó a construir en 2015 y ese mismo año se incluyeron en el PSMV inicial nuevos proyectos de modernización de redes de alcantarillado, la modernización y ampliación de la planta San Fernando, y la construcción del Interceptor Sur.




Principales logros

Hoy, los municipios que conforman el Valle de Aburrá cuentan con cerca de 4.600 kilómetros de redes de alcantarillado en operación. Se modernizó el tratamiento preliminar de la planta San Fernando que disminuyó los tiempos de mantenimiento y aumentó la retención de residuos sólidos ordinarios, mientras que en noviembre de 2018 entraron en operación las dos primeras líneas de tratamiento de la  planta Aguas Claras, que actualmente trata más de 3 m³/s de aguas residuales, extrae alrededor de 25 toneladas de residuos y material contaminante, y realiza el proceso de sedimentación para devolver en óptimas condiciones las aguas al río.

Aguas Claras es la planta de tratamiento de aguas residuales más moderna en América Latina y en sus inmediaciones opera la Unidad de Vida Articulada (UVA), un espacio lúdico, educativo y abierto a la comunidad que invita a las personas a volver su mirada al río como articulador del Valle de Aburrá.

Con los logros del PSMV se evita que más de 140 toneladas de materia orgánica lleguen diariamente al río Aburrá-Medellín y se contribuye a la recuperación de cerca de 80 quebradas. Más del 84% de las aguas residuales generadas en hogares e industrias son tratadas y devueltas al río Aburrá-Medellín en condiciones óptimas de saneamiento.




El futuro

Actualmente se construye el Interceptor Sur, infraestructura subterránea de gran capacidad que transportará las aguas residuales generadas en hogares e industrias del municipio de Caldas y parte de la zona rural de La Estrella hasta la planta San Fernando, cuya capacidad instalada es de 1.8 m³/s y hoy solo recibe un caudal de 1,36 m³/s., lo que evidencia que cuenta con suficiente capacidad para tratar los caudales que agregue este nuevo colector; con la ampliación tendrá un nuevo tren de tratamiento secundario biológico, la mejora del tren biológico existente que es de lodos activados y un nuevo digestor anaerobio, con sus respectivos equipamientos de operación y control.

Es un gran esfuerzo de EPM y de los municipios del área metropolitana del Valle de Aburrá. El objetivo es el mismo desde hace más de 60 años: recuperar el río Aburrá- Medellín con la finalización de estas obras y el compromiso de la comunidad en general, que comprende la importancia de cuidar y proteger las quebradas con simples acciones como una buena disposición de los residuos.

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