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miércoles, 24 de abril de 2019

Caminar en La Estrella, una dificultad hecha oportunidad

Con recursos del Área Metropolitana y del propio municipio, los habitantes de La Estrella ya comenzaron a sentir que tienen una segunda piel. La recuperación, adecuación y construcción de senderos peatonales y para las bicicletas hicieron posible la transformación del territorio. Una respuesta a la necesidad de la gente de poder caminar.

La movilidad activa (viajes a pie y en bicicleta) en el Valle de Aburrá corresponde al 28% del total de Una dificultad convertida en oportunidad. Una ausencia de política pública acumulada durante décadas traducida en un proyecto de equidad y de transformación social.

Así es el plan La Estrella Camina, un novedoso proyecto de intervención urbana en ese municipio del sur del Valle de Aburrá, donde el sentido común permitió ver lo que antes estaba oculto, pero a la vista de todos: que más de la mitad de su población camina, aunque es muy escaso el espacio público disponible para el peatón.

Entonces la solución, aunque parece sencilla, es construir nuevos espacios para la gente. Y eso es lo que está haciendo el Área Metropolitana del Valle de Aburrá y la administración del municipio para poner al peatón y al biciusuario en el centro de las decisiones en torno a la movilidad activa, eje central de la política de movilidad sostenible que se viene ejecutando en los territorios integrados.

En otras palabras, aplicar los principios definidos en la pirámide invertida que se aprobó en el Plan de Ordenamiento Territorial para Medellín en 2014, en la que los peatones, los ciclistas y el transporte público colectivo son la prioridad dentro del concepto de movilidad sostenible.

Y no sólo eso. El Plan Maestro de la Bicicleta 2030 contempla la construcción de nuevos espacios para la movilidad con tres características fundamentales: ciclorrutas, corredores para la movilidad activa, entre ellas caminar, y calles compartidas.

Las calles compartidas crean un espacio que enfatiza las funciones de encuentro y circulación peatonal y estimulan a los usuarios de la vía a que se comporten de forma responsable y respetuosa. Se llama cultura ciudadana.

Ahora, esta propuesta contenida en el PMB 2030 encontró en la más reciente encuesta Origen Destino realizada por el Área en 2017, que el 27 por ciento de los viajes en todo el Valle de Aburrá se hacen a pie, pero en el caso de La Estrella esa cifra llega al 64 por ciento. Es decir uno de cada tres habitantes del municipio camina para ir de un lugar a otro.

El proyecto La Estrella Camina, que ya está en ejecución, busca crear un circuito 30 (como en las grandes ciudades del mundo) de ciclocaminabilidad que permita activar y fomentar la movilidad activa a través de las actividades humanas y comerciales en el centro del municipio, en un tramo inicial de 4.5 kilómetros y más de 22 mil metros cuadrados nuevos de espacio público para los ciudadanos. Una segunda fase estima construir otros 2.5 kilómetros de vías compartidas.

Esos corredores están diseñados para conectar no sólo el centro del municipio con sus barrios, sino a La Estrella con los demás circuitos de ciclocaminabilidad que viene construyendo el Área en toda la Centralidad Sur, es decir, en Itaguí, Caldas, Sabaneta y Envigado.

Además, no sólo son vías y senderos para peatones y bicicletas, sino un ambicioso programa de regeneración de ecosistemas urbanos y bancos de biodiversidad, corredores verdes y paisajismo.

La Estrella, en otras palabras, está construyendo su segunda piel. Esa que conecta al ciudadano con su entorno y su calidad de vida.

El Área tiene en la zona de influencia del proyecto todo un equipo de profesionales de las Subdireeciones de Movilidad y Ambiental trabajando con las comunidades para definir el tipo de árboles que se van a plantar en la zona, tal como ocurre en todos los proyectos de conectividad vial que se ejecutan en el resto del territorio metropolitano. No hay una sola obra de infraestructura en el Valle de Aburrá que no tenga incorporado el concepto de ciclocaminabilidad y de bancos de bioviversidad, donde coexisten los peatones, los ciclistas, la fauna y la flora, así como los autos.

En La Estrella se viene aplicando un concepto mundial sobre el derecho a caminar y, por ende, a la caminabilidad de una ciudad. Se refiere a qué tanto el ambiente físico apoya y fomenta la caminata, proporcionando comodidad y seguridad para los peatones, conectando a las personas con diferentes destinos en un tiempo y esfuerzo razonables, y que ofrece interés visual en los viajes a través de toda la red.

En dicho proyecto, La Estrella aplica principios fundamentales de equidad, pues entre el 80 y el 90 por ciento de los viajes de las personas de bajos ingresos se hacen a pie, según estadísticas de ONU Hábitat para 2018, mientras construir un andén es 10 veces más eficiente y barato en relación con el costo-beneficio que tiene hacer una vía para carros.

Ese impacto también se traduce de forma directa y proporcional a la calidad del aire, máxime en el Valle de Aburrá, donde venimos enfrentando uno de los dos períodos críticos por contaminación atmosférica que ocurren cada año en el país por razones de variabilidad climática. Entre febrero y marzo y octubre-noviembre, se produce una transición de la época seca a otra de lluvias, y la nubosidad y la baja radiación solar impiden que se dispersen los gases contaminantes, atrapados en el aire dada la geografía de montaña que tiene el Aburrá.

Así las cosas, el proyecto La Estrella Camina no sólo cambiará la vida de sus habitantes, sino la forma en la que ocupamos el territorio metropolitano. En la infografía de las páginas siguientes se explica en detalle y alcance dicho proyecto. 

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