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lunes, 23 de noviembre de 2015

En el Cepar se puede encontrar mucho más de lo que se busca

Aparecen, de izquierda a derecha: Hernán Rincón, sicólogo y de pie María Elena Serna, coordinadora del Cepar. Siguen los estudiantes María Eugenia Vélez, Juan Camilo Trujillo y Ever Ramirez. A la derecha, Madeline Sánchez, educadora.

Madeline Sánchez es una de las 34 profesionales que prestan sus servicios en el Cepar, Centro de Formación para la Paz y la Reconciliación de la Alcaldía de Medellín, sitio que le ofrece a estudiantes mayores de 15 años vinculados a diferentes programas oficiales la oportunidad de culminar sus estudios en educación básica primaria y básica secundaria, por medio de preparación para la validación académica, al igual que la educación media a través de cobertura educativa.
El Cepar ha desarrollado un modelo educativo pionero a nivel nacional para la educación de personas afectadas por la violencia, en el aula de clase comparten personas en situación de reintegración, víctimas del conflicto armado y comunidad en general, en un escenario de paz y reconciliación.
Ferney Hernán Rincón es otro de los profesionales del Cepar, hace ocho años le ofrecieron trabajo “en una parte de donde se atendían desmovilizados” y aunque él tenía experiencia como docente con adolescentes en condiciones de vulnerabilidad, llegar a este centro de formación le representó un gran reto: se encontró con una población adulta, donde muchos iban más que por voluntad, por la compensación económica que les brindaba el Gobierno en ese momento como parte del proceso de desmovilización.
Hernán es pedagogo educador y psicólogo; en el Centro se ha desempeñado como  profesor  en primaria  y  secundaria, además ha liderado la atención sicológica a los estudiantes.
En sus inicios, el Cepar atendía solo población desmovilizada, primero de las AUC y luego de las FARC y ELN.
“Al principio los muchachos solo venían por la ayuda humanitaria, pero uno les decía que aprovecharan el tiempo para aprender y algunos lo fueron entendiendo, con el tiempo se empezaron a ver las transformaciones, fue un proceso”, comenta Hernán.
En el 2007, para lograr un verdadero ejercicio de reconciliación, el Cepar asume un gran desafío, recibir víctimas del conflicto armado y en la actualidad atiende a diferentes poblaciones remitidas por instancias gubernamentales locales y regionales, y se ha convertido en un referente de ciudad y país, que ha sido reconocido a nivel internacional como una propuesta educativa diferenciadora, con modelos de educación flexibles, que ha inspirado a diferentes programas a seguir el ejemplo.
De igual forma, Madeline recuerda el desinterés y la “gozadera” en la primera semana, al punto que la hicieron llorar: “opté por traer historias no sobre noticias económicas distantes, sino sobre asuntos de su economía familiar o les hacía preguntas sobre pequeños negocios comerciales que tenían y así fui logrando atraer su atención”, y fue tanta la atención que logró, que comenta con picardía que algunos de sus alumnos“enamorados” le llevaban cartas, dulces y frutas.
Durante estos diez años, estos educadores han visto pasar a cerca de doce mil quinientos muchachos por los pasillos y salones del edificio céntrico del Cepar.
Con ellos, además de unas cátedras reglamentarias han compartido un café, una gaseosa, han hablado de pasados azarosos, de presentes difíciles, asimismo han acariciado la idea de un futuro más feliz, de días más despejados y con mejores oportunidades para ellos y sus familias. Son muchas las historias que se evocan, casi todas con una sonrisa al cabo de los años, la satisfacción de una labor cumplida.
“La mayor satisfacción es ver el proceso, desde cuando inician y van progresando en el aprendizaje hasta obtener la certificación o graduación. También da gusto saber que se pudo evitar la deserción de muchos estudiantes que en algún momento sintieron que no eran capaz, logrando así un entorno protector para ellos y en algunos casos la no reincidencia en el delito”, afirma Hernán.
En su calidad de sicólogo también destaca el acompañamiento profesional a tantos muchachos en momentos difíciles de su vida y la  influencia positiva en la trasformación y resignificación de su proyecto de vida.

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