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martes, 15 de marzo de 2016

De la selva del Cauca a Europa con su arte indígena

Imelda Pertiaga González, mujer indígena de la etnia Eperara, salió de su territorio luego de que su resguardo hubiera sufrido tres desplazamientos masivos a causa del conflicto armado. Ocho años después es una empresaria que exporta sus productos a Europa.

Desde el Cauca llegó a Bogotá con su hijo Andrés de cuatro años de edad, invadida por múltiples temores. Solo hablaba lengua materna, lo que hacía muy complicada la comunicación con los demás; además le tenía pánico a una ciudad tan grande.

“Para esa época, se puede decir que nuestra etnia no tenía ningún reconocimiento a nivel nacional, empezando por el Estado que ni siquiera sabía que nosotros existíamos. Cuando llegué a Bogotá no sabía que por el hecho de ser desplazada e indígena uno se podía acoger a ciertos programas y beneficios”, recuerda Imelda en diálogo con bogota.gov.co.

Cuando llegó a Bogotá las cosas no fueron fáciles para Imelda. Solo quería hacer algo con los conocimientos que traía desde su territorio. En un principio jamás se imaginó que su arte podría convertirse en algo comercial, pero con la ayuda de algunas personas y entidades como el Instituto para la Economía Social-IPES, logró sacar muchos proyectos adelante.

“Gracias a esas ayudas he podido desarrollar, como mujer, la misionalidad de valorar el trabajo de las mujeres indígenas, que muchas veces llegan a la ciudad con un conocimiento empírico, pero no saben cómo promocionar sus productos. La magia realmente es cómo poder realizar lo que uno sabe hacer y cómo venderlo”, dice ahora, con una visión de empresaria.

Esta emprendedora indígena viene del corazón de la selva, donde los elementos artesanales que elaboran son para su uso diario y no para la venta. Se trata de una cultura que ha trascendido a lo largo de los años. “Uno, por ejemplo, hace canastos simplemente para recoger las frutas”, pero nunca para venderlos o para decorar una casa.

Hace cinco años, el IPES fue la entidad que aportó el primer capital con el que Imelda compró la materia prima para confeccionar las cerca de 15 clases de productos que sabe elaborar: canastas, petacas, fruteros, floreros, bolsos y sombreros.

“Inicié con un apoyo económico de 200.000 pesos que me brindó el IPES, pero eso fue como si me hubiera ganado un premio mayor de 20 millones. Así logré empezar a participar en diferentes eventos y ferias donde podía dar a conocer mis productos”, recuerda.

Hace tres años decidió crear KADAIA (en lengua materna significa Canastos Tejidos a Mano por Imelda y Andrés), su empresa de artículos artesanales originales de la etnia Eperara. Gracias a su trabajo, algunos diseñadores de modas de reconocimiento nacional e internacional como Hernán Zajar se han interesado en su arte, tanto así que muchas de sus creaciones han quedado plasmadas en los diseños de Zajar.

Su participación en varias muestras en la Plaza de Artesanos despertó el interés de Artesanías de Colombia, que le abrió las puertas de otros escenarios comerciales muy importantes como la Feria de las Colonias y la Feria del Hogar. También llegó a 'Expoartesanías', en la que fue protagonista gracias al patrocinio de ECOPETROL, que decidió financiarle su stand.

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