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martes, 16 de noviembre de 2021

Así trabajan los lectores que garantizan un cobro justo de los servicios públicos



Foto: cortesía

¿Cómo se calcula el consumo mensual de su hogar? Más de 700 personas tienen la tarea de leer lo que dicen los medidores de agua, gas y energía.

Todos los días, a las 6:30 de la mañana, aproximadamente 320 personas se encuentran en distintos lugares del Área Metropolitana para iniciar una jornada clave en el ciclo de la prestación de servicios públicos domiciliarios. Visten trajes caquis con granate y están dotados de una TPL, que es una minicomputadora parecida a un celular grueso y pesado donde registran las lecturas que hacen durante el día para que EPM les cobre a sus usuarios una tarifa acorde con sus consumos.

Se trata de los lectores de medidores de servicios públicos. Según Didier Ruiz, jefe de la unidad de educación a clientes y comunidad de EPM, en Antioquia son más de 700 las personas que se dedican a esta labor. Estas personas (el 95 % de ellos son hombres jóvenes) mes tras mes leen cada uno de los contadores instalados en los hogares, un trabajo en el que se enfrentan a peligros sociales y naturales.

Tienen dificultades tan simples como que el medidor esté tapado por la arena de una construcción o que al abrirlo se encuentren una serpiente o un enjambre de abejas, así como otras más complejas que implican violencia y amenazas. "En ciertos territorios no están interesados en que EPM lea los medidores", dice Ruiz. Esto va desde personas que quieren evitar la lectura y "les sueltan perros, les salen con machete, les tiran orina o agua caliente", hasta las restricciones por el control territorial por parte de grupos delincuenciales que controlan algunos territorios.

Sin embargo, Ruiz aclara que estos casos "son esporádicos, pero se presentan", pues "EPM goza de un aprecio importante de parte de la comunidad y a nivel general el proceso se lleva a cabo de forma fluida". Cuando se presentan esos casos, dice, EPM acude a las alternativas contempladas en la ley y al acompañamiento social con el que se acercan a las comunidades.

Aun así, enfrentan críticas de algunos usuarios debido a la falta de comprensión sobre esta labor, pues la lectura es un proceso rápido, por lo que la gente dice que "el lector ni siquiera miró". Ruiz aclara que son personas que se vuelven expertas en sacar adelante cientos de mediciones diarias. En las zonas dispersas, debido a los trayectos entre hogares, el promedio de lecturas diarias es de 75, mientras que en las zonas urbanas pueden ser entre 700 y 800 lecturas diarias, pues no es lo mismo hacerlo en un conjunto de edificios que en un barrio de casas unifamiliares.

Valle de Aburrá 2

Foto: cortesía

José Antonio Moreno, gestor técnico del contrato con el operador Bureau Veritas, empresa que contrata a los lectores desde marzo de 2021, cuenta que esas personas también tienen la tarea de distribuir las facturas. Además, por fuera del Área Metropolitana tienen funciones técnicas como suspensiones, reconexiones y reparaciones.

Moreno cuenta que los lectores reciben capacitación de Bureau Veritas antes de comenzar a trabajar en campo, pues deben saber manejar la TPL. Esta herramienta le da confiabilidad a su trabajo porque envía alertas cuando los consumos registrados se salen del rango promedio de los seis meses anteriores, lo que asegura que se verifique la lectura y, en caso de persistir, se le notifique a los usuarios.

Para él, la importancia de esta labor se explica porque "permite que se le facture a cada cliente el consumo real registrado en cada uno de sus medidores de energía, gas y acueducto". Agrega que "si el trabajo que hacen los lectores es confiable para el cliente, hace el pago con toda la tranquilidad".

Las jornadas de los lectores duran ocho horas, en las que deben cubrir toda la zona que les es asignada, reportar los resultados a sus supervisores y avisar de cualquier dificultad que hayan tenido durante el día para mejorar el servicio. Aunque la automatización de lecturas, sobre todo en el servicio de energía, tiende a que este oficio desaparezca en el largo plazo, por ahora sigue siendo fundamental para que las empresas de servicios públicos sean sostenibles.



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