Con esta frase, el secretario de Seguridad y Justicia de Cali, Juan Pablo Paredes Campo, justificó los grandes esfuerzos que viene realizando la Alcaldía de Cali en los diferentes programas de resocialización que se adelantan en los territorios de la ciudad con jóvenes en estado de vulnerabilidad.
En efecto, fueron más de 500 muchachos los que en 2016 entregaron sus armas a cambio de oportunidades ofrecidas por la Administración Municipal, en asocio con la Policía Metropolitana de Cali y el Cisalva de la Universidad del Valle.
“Todos estos muchachos están dispuestos a seguir generando una tranquilidad para la ciudad y para sus familias, para su propio futuro. Cada entrega de armas es una victoria para Cali, es demostrar que cada día vamos a estar mejor. Demuestra que lo que tenemos que hacer es darles oportunidades a todos estos muchachos, de trabajo, estudio, deporte, cultura. La seguridad la podemos hacer desde el punto de vista policivo y militar, pero este trabajo que estamos haciendo con las pandillas de Cali, es lo más importante que tenemos que hacer”, dijo el alcalde Maurice Armitage sobre lo procesos de resocialización.
El general Hugo Casas, comandante de la Policía Metropolitana de Cali, agregó que son más de 350 jóvenes con los que se han trabajado en este primer semestre y que para segundo semestre se pretende atender a más de 1000.
“Los muchachos están entendiendo que se trata de tolerancia y de resolver los conflictos pacíficamente, mediante el diálogo, sin las armas. Cali ha servido de referente para otras ciudades y departamentos, en cuanto a estos programas de resocialización. Precisamente, en los próximos días se va a realizar una cumbre de comandante de la Policía Nacional en la ciudad, donde vamos a mostrar estas iniciativas para que sean replicados en todo el país”, manifestó el oficial.
El Secretario de Seguridad y Justicia agregó que los procesos de resocialización de jóvenes de pandillas pretenden reconstruir el tejido social de Cali, desde la visión que tiene el alcalde Maurice Armitage. “Se trata de volver a lo esencial: a comunidades pacíficas y unidas, productivas y prósperas en el largo plazo”.
El funcionario aceptó que el proceso de quienes entregaron las armas apenas comienza, pues “la idea es que ellos no recaigan en volver a armarse”. Para ello, indicó Paredes Campo, “a cada joven lo estamos acompañando con profesionales como trabajadores sociales, psicólogos, economistas, epidemiólogos y médicos. Cada uno de sus casos los tenemos individualizados y a cada uno de ellos se les darán oportunidades en cultura, deportes y generación de ingresos”.
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